Al poco tiempo de caer la monarquía en la Antigua Roma, al instaurar la República, apareció en el seno de la comunidad un conflicto que dividió a la ciudad en dos: La plebe y los patricios. Supongo que algunos de ustedes lo hayan visto en ciertos memes, de esos típicos en donde la gente que hace o le gusta «X» es plebeya(tiene mal gusto) en contra de otra que es superior, es decir, cosas de patricios.
Intentaré resumirlo, los patricios fueron las pocas familias que se alzaron sobre el resto de la comunidad y que, como todo grupo social que se pone en la cabeza de la sociedad, se vuelve inaccesible para el resto. Sólo podrían acceder al consulado y al Senado, eran propietarios de la mayoría de las tierras entre otras cosas. La mayoría, la plebe, eran pequeños propietarios de tierras, muchas veces con una situación económica precaria y con mucha posibilidades de caer por las deudas. Pero de la plebe, salieron otras familias que pudieron alcazar un notable poder económico, pero eran privados de alcanzar el poder politico.
Fue en el año 494 a.C. cuando se inicia este conflicto, según la tradición literaria, con la sedición de los plebleyos de la ciudad, que se retiraron a la colina del Aventino, fuera del pomerium. Amenazaba con crear una comunidad política independiente, y crean su propia asamblea, el concilium plebis, para defender del monopolio patricio. Entonces, durante dos siglos, los plebeyos lucharon para alcanzar varias reivindicaciones en lo juridico, político y económico. Poco a poco, debido a que los plebeyos eran importantes para sostener el ejército romano, los patricios tuvieron que ceder. El conflicto acabo en 287 a. C. con la llamada lex Hortensia, con la cual se dictaminaba que las decisiones tomadas en la asamblea de la plebe pasaron a ser vinculantes tanta para plebeyos y patricios.
Pero lo cierto es que sólo se beneficiaron una parte de los plebeyos, las familas más ricas y con posición, que empezaron a fundirse con los patricios. Así nacería una nueva aristrocracia, la nobilitas.
Y, ¿por qué he contado sobre esto? ¿qué tiene que ver con lo que quiero decir ahora? Pues bien, porque, salvando las distancias, algo muy similar ha ocurrido recientemente. Más bien, desde los años 60. La revolución del 69 creo una nueva «nobilitas».
Hoy en día, aún conservamos una visión de lo que es izquierda y derecha ya muy anticuada, que fue desafada hace tiempo. Aún seguidos de lleno en esa visión de izquierda-derecha que se formó en los años 30 o durante la II Guerra Mundial. La izquierda se vendía como un movimiento contra el poder establecido, que alzaría al obrero y a los desprotegidos contra sus opresores capitalistas y los derrocaría, después de esto vendría la dictadura del proletariado para traer a un estado sin clases. Y las personas más desfavorecidas se lo compraban, después de todo, era una esperanza a las dificiles situaciones que sorportaban en principios del s.XX. Los voceros de la izquierda, sus intelectuales, no eran obreros ni sufrían grandes penurias, pero muchos de ellos pertenecía a una clase media media o baja, muchos de ellos pudieron asistir a las universidades.
Pero con la finalización de la II Segunda Guerra, la enorme prosperidad que floreció en toda Europa gracias (salvo excepciones) al dinero estadounidense, separo y alejo al obrero de las reinvicaciones de izquierda. Entonces, se produjo la Revolución del 69, o como lo diría Francisco José Contreras, «
el triunfo de los niñatos«.
Las reinvicaciones de izquierda entonces mutaron, una nueva generación, bajo un lenguaje pseudomarxista, que habían crecido entre la properidad y disfrutaban de grandes privilegios que jamás pudieron tener sus padres y sus abuelos, gente de clase media y alta empezaron a jugar a la revolución. La izquierda empezó a alejarse poco a poco del hombre común, buscando a otros colectivos para defenderlos del malisimo capitalismo. De aquí saldrán gran parte de las élites intelectuales y políticas que nos gobiernan hoy en día, saliendo unas ideas y una filosofía que se impondrían durantes las siguientes década.
A pesar del supuesto repudio que esta nueva izquierda hacia del capitalismo, éste se volvió su mejor aliado para extender ideologías como el feminismo, el de género, el anti-racismo, entre otros. Y la nueva izquierda servía de utilidad para ciertos élites, considerados normalmente de derecha, para hacer grandes negocios. Así, empezó una especie de fusión o unión entre la intelectualidad salida de la revolución del 69 y el poder político, en donde mientras los primeros monopolizaron el control cultural, los segundos monopolizaron el económico, repartiendose el control político. Por eso el PP de Rajoy, poniendo como ejemplo a España, no ha cambiado realmente las medidas que impuso el PSOE en sus gobiernos anterior. algo que prometían a sus votantes. Es más, ha llegado al punto de intentar imitar a la izquierda y ser lo más progesista posible. Porque en esta presunta relación, la derecha política se parte la espalda para ser reconocida por la izquierda, que lo trata peor que a un perro.
Pero, en fin, hay izquierda que ha pérdido el rumbo totalmente, que sigue jugando a la revolución, cuando ellos ya son parte del poder establecido y que da de espalda al hombre común mientras le impone los costos de las ideologías que ellos defienden. Hay una derecha que no tiene indentidad, que sólo intenta ser aceptado por la otra parte en vano, pero que gracias a ella la primera ha podido conseguido gran influencia. Las dos forman parte de una nueva «nobilitas», que intentan imponer una visión transtornada del mundo y autodectructiva, en pos de progreso y de la modernidad. Se llegó a ver muy claro con las elecciones de 2016. Puede que muchos odien con toda su alma a Trump, pero es un hecho que todo el sistema puso todas las herramientas para detenerlo y que tanto la izquierda y la derecha política han repudiado a este personaje.
El vacio, ya que la naturaleza no lo tolera que ha dejado la izquierda, supuesta defensora de las clases populares se está llenando, a este heterogéneo grupo lo llaman de «extrema derecha» o «alt-right». La izquierda y la derecha, tal como creíamos o nos habían venido, ya no existen. Las cosas se han tornado. La izquierda se ha vuelto lo que tanto se enfrentó, ella era la lucha y la rebeldía contra el poder establecido, los revolucionarios. Pero ahora son el poder establecido.